PENSAMIENTO SOBRE LA EPOCA DE NAVIDAD
(JOPD)
22 de diciembre 2017
La tradición Cristiana en su plétora de manifestaciones escoge el mes de diciembre como el período de celebración del nacimiento de nuestro señor Jesucristo. Por lo general los cuatro domingos previa a la nochebuena se comparten los temas de (1) esperanza, (2) paz, (3) gozo y (4) amor. En nuestro entusiasmo de compartir la palabra pasamos por alto un significado importante de la época que anuncia en Isaías 9:6, donde anuncia el profeta: “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado”.
Esperanza. La esperanza se manifiesta en gozo, porque se basa en la resurrección de Jesús. Su esperanza aumenta cuando el creyente testifica de Dios. La esperanza se mantiene viva al recordar el día de nuestra iluminación. (Hebreos 10:32). La esperanza viva es activa. Se mantiene activa en nuestras acciones: (1) una devoción diaria en la lectura de la Biblia, (2) la oración, (3) congregarse con los hermanas y hermanas en estudios Bíblicos. Pablo nos recuerda: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:37-39). Sentimos esperanza en el nacimiento de Jesús, porque nos recuerda de nuestra salvación.
Paz. La paz es fundamental para que se cumpla el propósito que Dios tiene para ti y para mi. “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2.14) anuncia al Príncipe de paz. La paz de Jesús activa en nosotros una actitud de conquista que se manifiesta en base a nuestra respuesta ante los problemas. “Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación” (Romanos 14:19). Mi paz os dejo, mi paz os doy (Juan 14:17) Jesucristo nos ha dado su paz. La paz de Dios en nosotros, es un estado anímico tranquilo ya que sabemos que nuestro Dios es un Dios de bienestar, plenitud, prosperidad y victoria. “Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros (2 Corintios 13:11)”. Jesús nos dio su paz como herencia (Juan 14:17). La paz de Dios es sobrenatural por lo cual supera lo material las circunstancias que te rodean por ello nada ni nadie te la puede quitar (Filipenses 4:7). “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Dios nos dio a su Hijo para que tengamos paz. Tenemos que confiar que si Dios está en control de nuestra vida también él lo está de cada suceso de tu vida y El nos dará la salida a cada situación.
Gozo. El gozo nos llega a través de un ángel: "os doy nuevas de gran gozo que será para todo el pueblo, que os ha nacido hoy… un salvador que es Cristo, el Señor". Jesucristo es la razón del gozo de la navidad. Si nuestra vida la llenamos con Él, experimentaremos el gozo de toda la vida. El gozo es una aseveración universal. El corazón del evangelio es el texto que lee: "Porque de tal manera amó Dios al mundo.." (Jn. 3:16ª). Cuando Cristo estuvo predicando en medio del pueblo judío dejó muy claro que su misión y visión era incluir a la humanidad: "También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer y oirán mi voz.." (Jn. 10:16) La navidad tiene la misión de contagiar al mundo con el gozo que fue anunciado por el ángel. El gozo es la promesa de salvación. El ángel dijo: "No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo; que os ha nacido hoy… un salvador, que es Cristo el señor". El gozo de la noticia radicaba en el nacimiento de un niño único, extraordinario, el "verbo encarnado". Este niño que ha nacido también es "Dios con nosotros". El Mesías por tanto años esperado, el "anhelado" de todas las naciones, el "Cordero de Dios" quien vendría a quitar el pecado del mundo. Tan especial era ese niño que el ángel anunciaba "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es nado, y el principado sobre su hombro y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz" (Is. 9:6)
Amor. El amor es un regalo del cielo para la tierra. El regalo mas significativo es el amor de Dios nos ha dado a ti y a mi. “Porque de tal manera amo al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). Dios no envió a su Hijo al mundo para salvarnos por medio de él. El que cree en el Hijo de Dios, no está condenado. Dios te ama a ti y a mi con tan gran intensidad que dio a su Hijo único, para que muriera por nuestra salvación. El viento sopla, donde quiera oyes su sonido pero no sabes ni de dónde viene ni para donde va, hay una libertad total, así es todo aquél que recibe el amor de Dios. Dios viene a dar vida al que él quiere y no lo hace para todos. Ni tu ni yo merecemos ser salvos, porque todos somos pecadores. Pero Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él no perezca ni permanezca en la oscuridad, sino que venga a la luz, y tenga la vida eterna. Es un regalo del cielo para la tierra. “porque Dios no envió a su único hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de el. (Juan 3:17) ” . El amor de Dios cruza barreras religiosas, étnicas, de genero y lingüísticas (Juan 4: 7-9). Todos y todas somos hijos e hijas de Dios. El mensaje de la época es que debemos cruzar esas barreras en nuestras vidas. Al llamarnos hermanos y hermanas en Cristo tenemos que estar conscientes que los arreglos divinos operando en nuestra comprensión humana. La vida en Cristo, es movimiento y cambio. “Todo el que cree en Mi puede venir y beber… y de su corazón brotaran ríos de aguas vivos” (Juan 7:38).
Puerto Rico vive en gran penuria e incertidumbre sobre su futuro. Como Puertorriqueño y Cayeyano yo me hago solidario con mi gente. For eso he hablado hoy sobre este gran regalo, al amor de Cristo, y las implicaciones para nosotros.
Es mi oración, que nos sentémos en la mesa boricuas y extranjeros, hombres, mujeres y LBGTQI, niños y niñas. adultos y envejecientes, los menos educados y los mas educados, los pobres, la clase media y los ricos y nos envolvamos en la riqueza de ser uno en Cristo Jesús. Rompamos las cadenas que nos atan y unámonos con la fuerza que emana de la cruz. Desarrollemos de la destrucción de nuestra isla, y de la diversidad que representamos. una comunidad de amor -- es mi deseo para todos y todas en esta significativa época del año.
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